miércoles, 25 de febrero de 2015

EL BUEN TRATO

En las relaciones, y particularmente con niños y niñas, el buen trato no es sólo la ausencia de situaciones de maltrato. Las relaciones bien tratantes favorecen oportunamente el aprendizaje y contribuyen a la construcción de relaciones sociales basadas en el respeto y la afectividad
El Buen Trato, antes que todo, es una forma particular de relación entre las personas, que se basa en un profundo sentimiento de respeto y valoración hacia la dignidad del otro, la resolución no violenta de conflictos, y un adecuado ejercicio de la jerarquía y del poder en las relaciones.

El Buen Trato se desarrolla, se aprende; es un proceso.

Es importante saber que es posible ejercer un estilo de disciplina basado en el uso de normas y límites que ayude a niños y niñas a vivir en sociedad y, al mismo tiempo, respete su integridad psicológica y emocional.

Para educar no se requiere un uso desmedido de la autoridad, sino un adecuado equilibrio entre la firmeza para poder normar, y sobre todo el cariño de los padres, madres y/o adultos para educar y criar desde el amor y el respeto.

Si para los adultos resulta difícil respetar las normas como cruzar con luz verde o dar el asiento a personas discapacitadas físicamente, es necesario tener en cuenta que para los niños y niñas puede ser aún más difícil debido a características propias de la etapa vital que viven: la existencia de un pensamiento egocéntrico: “yo primero, yo segundo, yo tercero…”

Los niños y niñas, como todas las personas, son amantes de la libertad y por ello, “quisieran hacer siempre lo que quieren”. Pero cuando hacer lo que quieren puede hacerles daño a ellos mismos o a otros, es necesario que los adultos intervengan, y una forma de hacerlo constructivamente es a través de la enseñanza adecuada de normas y límites.

¿Cómo poner en práctica un estilo de disciplina Bien Tratante?

La recomendación más importante para padres, madres, educadores y/o cuidadores es mantener el autocontrol emocional al momento de disciplinar o corregir un comportamiento. La rabia del adulto impedirá una experiencia positiva de aprendizaje para el niño o niña.

Frente a una situación de conflicto, se recomienda evitar desgastarse en largas explicaciones que intenten convencer al niño o niña. Bajo estas circunstancias se corre el riesgo de perder autoridad, a la vez que uno se expone a perder la paciencia y también el control, es recomendable una conversación ocasional sobre temas relacionados con la disciplina en momentos tranquilos y de calma.

Explicar razones cuando un niño o niña está enojado puede ser incluso contraproducente. Posiblemente el niño o niña no esté escuchando los mensajes del adulto.

Ronald Guerrero Oyarzo
Educador y Asesor Jurídico
OPD Puerto Varas